Origen del Belén de Navidad
El Pesebre tiene su origen en la Edad Media. La primera celebración navideña en la que se montó un belén para la conmemoración del nacimiento de Jesucristo tuvo lugar en la Nochebuena de 1223, cuando San Francisco de Asís decidió reproducir la tradición cristiana en una cueva próxima a la ermita de Greccio (Italia). Éste en colaboración de Juan de Grecio, comenzó los preparativos y nueve días antes del 25 de diciembre convocó a todo el pueblo para celebrar una misa en presencia de la representación del nacimiento.
En poco tiempo, esta tradición se comenzó a popularizar. A partir del siglo XV se empezó a generalizar la costumbre del belén y en 1465, se fundó en París la primera empresa fabricante de figuras del belén. Más tarde llegó a Madrid, y en 1471 se creó el primer taller belenista en Alcorcón.
El belén representa a Jesús, María y José en un pesebre, o según otras tradiciones, en un establo, granero o cueva, donde, según el evangelio de Lucas 2,7, nació el niño. La tradición acompaña el pesebre de una mula y un buey, según el relato de los Evangelios apócrifos y del texto del libro del profeta Isaías y del Habacuc.
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